El Blog de Eliseo Oliveras sobre política internacional. Una mirada crítica y sin compromisos desde la capital de Europa sobre las claves, el funcionamiento y los entresijos de la Unión Europea (UE), de la OTAN y de sus estados miembros.

Claves del auge de la extrema derecha en Europa

El éxito electoral del Frente Nacional francés de Mariane Le Pen y de otros partidos de extrema derecha en Europa refleja el profundo malestar de un porcentaje significativo de ciudadanos que se siente abandonado. Ese voto muestra también el descrédito de los partidos tradicionales, vistos como unas élites distantes e insensibles a los problemas de la gente y envueltas en escándalos de tráfico de influencias y corrupción.
Dos factores constituyen la base del éxito electoral de la extrema derecha europea, según coinciden los estudios: las consecuencias de la política económica neoliberal aplicada tanto por los gobiernos conservadores como socialistas y el fracaso de la integración de la creciente población inmigrante musulmana. Los descalificativos fáciles de los partidos tradicionales y su negativa a reconocer que existen esos problemas seguirán facilitando este peligroso avance extremista.
La mayoría de los partidos de extrema derecha actuales, a diferencia de sus antecesores en el periodo de 1920 y 1930, aceptan las reglas de la democracia parlamentaria, aunque sean marcadamente anti-establishment. Esta reconversión para hacerse más presentables ha sido clave para ampliar su base electoral. Cuanto más son percibidos como un partido democrático "normal", mayor es su éxito electoral, y viceversa, explica Elisabeth Carter, profesora de la Universidad de Keele (Gran Bretaña), en su libro The Extreme Right in Western Europe.
El perfil del votante
Los votantes de extrema derecha tienden a ser varones, jóvenes o de edad avanzada, con bajo nivel educativo y proceden de la clase trabajadora y la pequeña burguesía: obreros, asalariados, autónomos, comerciantes y agricultores, coinciden los profesores universitarios expertos en extremismo Matthew Godwin, Pippa Norris y Cas Mudde, que han publicado amplios estudios sobre el auge de la extrema derecha.
La asunción por los socialistas de las tesis económicas neoliberales permite a la extrema derecha presentar a los partidos tradicionales de izquierda y derecha como básicamente "lo mismo", señala Herbert Kitschelt, profesor de la Universidad de Duke (EEUU), en su aportación al libro Democracies and Populist Challenge. Los socialistas han aplicado la misma política que los conservadores: liberalización a ultranza, recorte de los derechos laborales, precarización, reducción de impuestos en beneficio de los más ricos y recortes del gasto social para equilibrar los presupuestos.
La incapacidad mostrada por los partidos socialistas y socialdemócratas de defender una alternativa real a la política oficial de austeridad tras la grave crisis iniciada en el 2008 ha creado un amplio vacío entre la clase obrera y la pequeña burguesía que ha permitido a la extrema derecha ampliar su base electoral, como indica Glyn Ford, eurodiputado laborista durante 25 años y antiguo profesor de la Universidad de Manchester. "El fracaso en resolver la actual crisis está llevando a la gente a votar a la extrema derecha", destaca el profesor Florian Schui de la Universidad de Londres.
El Frente Nacional francés, por ejemplo, se ha convertido en el partido más popular entre los obreros y el Partido del Pueblo Danés (DF) obtiene la mayor parte de su apoyo de los trabajadores a costa de los socialdemócratas, subraya Godwin. La carencia de un programa económico coherente en la extrema derecha aún no ha tenido un impacto electoral negativo.
Las víctimas de la crisis
El drástico recorte del gasto público en educación, sanidad, vivienda y protección social ha facilitado que enraizara el discurso de la extrema derecha contra los inmigrantes entre los más golpeados por la crisis. Los dirigentes de extrema derecha han culpado del desempleo y del empeoramiento de los servicios públicos a los inmigrantes, cuando en realidad son fruto de una política de austeridad y de una atribución insuficiente de fondos públicos y de personal a los servicios públicos, a pesar del aumento de los pacientes, alumnos y población en apuros.

El presentar al inmigrante como el rival evita a la extrema derecha señalar a los culpables reales: la economía de casino promovida por el sector financiero, la política de económica neoliberal y la creciente evasión fiscal legal a través de cuantiosas reducciones de impuestos a favor de la élite socioeconómica y la gran empresa.
La extrema derecha explota también el miedo cultural de un elevado porcentaje de la población a la pérdida de los valores europeos y de un estilo de vida frente a un islamismo militante de un porcentaje creciente de la población musulmana, que se concentra en determinadas urbanas y geográficas. Los partidos de extrema derecha obtienen precisamente sus mejores resultados en zonas donde existe una fuerte concentración de población musulmana.

Una de las causas del fracaso de la integración de la población procedente de países musulmanes ha sido que los gobiernos europeos han tratado a esas personas no como individuos sino como una comunidad, independientemente de que fueran creyentes, practicantes o agnósticos, y han establecido la relación con esos colectivos a través de sus representantes religiosos  (las figuras más conservadoras), contribuyendo a ensanchar la fractura social y económica, critica el escritor Kenan Malik. Pocos europeos considerarían que su párroco es el representante adecuado para relacionarse con la Administración.

La proliferación de mezquitas y centros coránicos salafistas en Europa, que promueven el rechazo frontal a los valores europeos, han trasladado la religión del ámbito privado a un islamismo militante público, lo que ha agravado el problema.

La importancia electoral para los partidos tradicionales de los colectivos musulmanes ha frenado hasta ahora que se afronte a fondo este reto, cayendo en un lassez-faire para no molestar a la comunidad musulmana y no perder votos potenciales, cuyo máxime exponente es Bélgica.



Una versión más corta se publicó en EL PERIÓDICO el 12 de diciembre de 2015


http://www.elperiodico.com/es/noticias/internacional/auge-extrema-derecha-europa-4743921

Europa paga ahora sus alianzas con regímenes y grupos islámicos extremistas

Tras los atentados de París, Occidente debería revisar en profundidad la política suicida que mantiene en Oriente desde hace más de cien años. Europa y Estados Unidos se han aliado con las fuerzas más extremistas del Islam para obtener y conservar ventajas económicas y políticas a corto plazo sin preocuparse por las amenazas que esos grupos y regímenes suponen para el modelo humanista de democracia occidental, al que consideran su enemigo declarado.
Ya antes de que Occidente financiara y armara a Al Qaeda en Afganistán en 1980, Gran Bretaña, Francia y EEUU habían financiado a grupos extremistas, como los Hermanos Musulmanes en Egipto para atentar contra el presidente Gemal Abdel Nasser y hacer fracasar su régimen reformista secular. También se usó a los grupos islámicos más extremistas en Irán de 1950 a 1953 para sabotear la revolución secular  nacionalista de Mohammed Mossadeq y facilitar el golpe de Estado de 1953.
Londres traicionó a su aliado de la primer guerra mundial, el rey Hashemita Hussein ben Ali, y apoyó a Adeblaziz Bin Saud para que tomara el control de La Meca y Medina y conquistara Arabia de 1920 a 1932, pese a que eso supuso la expansión del islamismo extremista wahabí, que legitima el extermino de quien no comparte su interpretación sectaria del Islam del siglo VII y que considera a Occidente y a sus valores el enemigo a destruir. Las fuerzas saudís impusieron un régimen de terror, en el que los miembros de las demás tribus tuvieron que escoger entre convertirse al wahabismo o ser ejecutados. Es la misma política que aplica ahora el Estado Islámico, ya que comparte la misma doctrina wahabí, conocida en Occidente como salafismo (al salaf, compañeros del Profeta).
Arabia Saudí exporta desde mediados de 1970 la ideología yihadista a Europa, África y Asia, a través de la financiación multimillonaria de mezquitas, escuelas coránicas, organizaciones teóricamente caritativas y de la difusión de las obras de los teóricos de la yihad armada, como Abdulá Azzam, Sayyid Qutb y Sayyid Abul Ala Maududi.
Existen numerosos libros que detallan las alianzas occidentales con los extremistas islámicos, como 'Secret Affairs', de Mark Curtis;  Hatred's Kingdom, de Dore Gold;  Devil's Game, de Richard Dreyfuss; y Sleeping with de Devil, de Robert Baer.
Alain Chouet, ex responsable de los servicios inteligencia de la seguridad exterior de Francia, ya señaló este verano que la Unión Europea (UE) y EEUU "tienen como aliados a aquellos países que patrocinan el terrorismo yihadista desde hace 30 años", en referencia a Arabia Saudí, Catar y las demás monarquías del Golfo. Las exportaciones multimillonarias de armas de Occidente a esos países, los suculentos negocios de las grandes compañías y el poder financiero de los petrodólares han hecho que la UE y EEUU prefieran cerrar los ojos.
El Estado Islámico, que antes se llamaba Al Qaeda Irak, ha estado financiado desde Arabia Saudí y no hay pruebas de que el flujo de fondos se haya interrumpido. Arabia Saudí, Catar y Turquía financian y arman abiertamente a la filial de Al Qaeda en Siria, el Frente Al-Nusra, y a los salafistas radicales de Ahrar al-Sham. Estos grupos extremistas dominan la coalición rebelde siria….
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La UE acumula cumbres sobre la crisis de refugiados para ocultar sus fracasos

Los líderes de la Unión Europea (UE) celebrarán una nueva cumbre urgente sobre la crisis de los refugiados el 12 de noviembre en La Valeta (Malta) tras concluir la cumbre UE-África, que también estará centrada en la inmigración. Será la sexta reunión de los líderes europeos en seis meses dedicada a la ola migratoria sin que se haya logrado encauzar de forma efectiva ese reto.
Grecia, empobrecida por cinco años de política de austeridad impuesta por la UE, es incapaz de gestionar los miles de inmigrantes diarios. Los refugiados llegados a Grecia este año superan los 616.000, según la Organización Internacional para las Migraciones. Italia, con más recursos, está menos desbordada, pero ha recibido este año más de 140.000 refugiados e inmigrantes.
La falta de solidaridad entre los 28 estados de la UE está colocando a los países más generosos y con más demandas de asilo en una situación muy difícil. La hospitalaria Suecia recibirá 190.000 demandas de asilo este año, lo que equivale al 1,9% de su población, y su primer ministro, Stefan Löfven, acaba de pedir a sus socios europeos que acepten una parte de esos refugiados, porque el país está desbordado y no dispone de suficiente capacidad de alojamiento. Alemania y Austria, donde los demandantes de asilo equivalen al 1% de su población, también están sufriendo fuertes tensiones y la cancillera alemana, Angela Merkel, se ve cuestionada por su socio bávaro.
Por el contrario, los países del Este, en especial Polonia, Hungría, Eslovaquia y República Checa, se resisten a aceptar refugiados en su territorio y el resto de la UE arrastra los pies. El rechazo a los refugiados fue un argumento esgrimido en Polonia por el ultraconservador y euroescéptico Partido Ley y Justicia (PiS) para lograr la mayoría absoluta en las elecciones del 25 de octubre. Ahora Polonia ni prevé asistir a la cumbre. La conservadora Coalición Patriótica croata, formada alrededor de la Unión Democrática Croata (HDZ), también utiliza el rechazo a los refugiados para intentar ganar las elecciones de este domingo.
La UE solo ha sido capaz de alcanzar con fórceps un compromiso para distribuir entre los países a 160.000 demandantes de asilo en dos años, cuando en el mes de octubre ya llegaron más de 237.000 refugiados. Y de esos 160.000  prometidos únicamente se han recolocado unos cientos. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) calcula que entre noviembre y febrero del 2016 llegarán otros 600.000 nuevos refugiados a la UE. Hasta la Comisión Europea estima que la ola migratoria podría alcanzar los tres millones en el 2017.
La política europea de contentar al presidente turco, Recep Tayyid Erdogan, para frenar la ola migratoria no está dando frutos y Ankara  sigue dejando operar con impunidad a las mafias de la inmigración. La UE ya no critica el autoritarismo de Erdogan e incluso ha retrasado la publicación de un informe crítico para no perjudicarle en las elecciones, pero Erdogan parece determinado a seguir manipulando la ola de refugiados hasta obtener la eliminación de los visados para la entrada de los ciudadanos turcos en la UE y otras ventajas políticas y económicas.

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Publicado por primera vez el 7 de noviembre de 2015

Las políticas erróneas de la UE pasan factura en forma de ola migratoria


La actual crisis migratoria de la Unión Europea (UE) y la resistencia de los gobiernos a respetar los principios sobre refugiados de la propia UE es fruto de los graves errores acumulados en política exterior y económica y del inadecuado sistema europeo sobre asilo e inmigración.
En primer lugar, los orígenes de la ola de refugiados sirios arrancan de la injustificada invasión de Irak en 2003 y sus trágicas secuelas, que han desestabilizado todo Oriente Próximo. La invasión, liderada por EEUU y Gran Bretaña, contó con el apoyo activo de España, Polonia, Hungría, Eslovaquia, unos países que ahora se distinguen por su rechazo a asumir las cuotas que les corresponderían en el reparto de refugiados.
El Estado Islámico, que domina gran parte del territorio de Siria e Irak, es el heredero de Al Qaeda Irak, generosamente financiado por Arabia Saudí y los países del Golfo, y su ideología se basa en el wahabismo, la versión extrema del islam, que Riad exporta por todo el mundo desde hace medio siglo. Sin la invasión anglo-norteamericana de Irak no existirían el Estado Islámico y los otros grupos yihadistas en Siria.
Durante la guerra civil siria, la UE confundió deseos por realidades, lo que ha agravado la crisis. En lugar de buscar una solución viable para superar el régimen autoritario de Bashar el Asad que fuera aceptable para el 30% de la población no suní, la UE quedó a merced de la agenda de poder de Arabia Saudí, encubierta de guerra santa contra todo islam diferente del suní, como el alauismo de la población que respalda al régimen sirio, el chiismo de sus aliados y las minorías cristianas.
El apoyo occidental a la campaña militar saudí en Yemen ha facilitado la expansión de Al Qaeda y ha creado una crisis humanitaria que afecta a 21 millones de personas, con 1,4 millones de desplazados. Esto agravará la desestabilización del Cuerno de África y acentuará la ola migratoria de aquella zona. Más de 25.000 personas procedentes Eritrea ya han llegado a Italia en lo que va de año.
En segundo lugar, el derrocamiento en Libia del régimen autoritario de Muammar Gaddafi en el 2011 a través de los bombardeos de la OTAN, liderados por Gran Bretaña y Francia y sin ningún plan político de la UE para el día después, convirtió el país en un estado fallido y una plataforma ideal para las mafias de inmigrantes. Cerca de 120.000 inmigrantes han llegado a Italia desde Libia desde principios de año y más de 2.500 han perecido en el intento.

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http://www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/paga-sus-errores-del-pasado-4482467

PRIMERA PUBLICACIÓN: 5 de septiembre de 2015

El triunfo euroescéptico en Polonia abre una nueva brecha en una UE en crisis

La aplastante victoria en Polonia el 25 de octubre del ultraconservador, euroescéptico e hipernacionalista Partido Ley y Justicia (PiS) acentuará las tensiones de una Unión Europea (UE) que avanza ciega y despreocupada hacia un proceso de descomposición. El partido populista, que controlaba desde mayo la presidencia de la República, ha logrado la mayoría absoluta en las dos cámaras del Parlamento. Por primera vez desde la caída del régimen comunista en 1989 un partido dispone del poder absoluto en las instituciones polacas. En el anterior periodo en que el PiS gobernó en coalición (2005-2007), su actitud y nacionalismo extremo generaron constantes conflictos con la UE y Alemania.
El abrupto giro que representa el triunfo el partido de Jaroslaw Kaczynski abre un nuevo frente en una UE descohesionada, que aún no se ha recuperado de la crisis económica y financiera, que se encuentra desbordada por la ola de refugiados y que carece de una estrategia colectiva a largo plazo. La UE se está desdibujando a través de los draconianos 'diktats' impuestos a Grecia, la creciente precarización económica de los europeos, el autoritarismo rampante en Hungría, el deterioro institucional en otros países, la renacionalización europea liderada por Londres, los bloqueos en la política exterior común y el avance de la extrema derecha y los movimientos populistas conservadores.
El éxito electoral del PiS y la derrota de la gubernamental Plataforma Cívica (PO), pese al espectacular crecimiento económico de los últimos años, representa un aviso y un anticipo del auge de otras fuerzas populistas conservadoras e incluso de extrema derecha, que puede producirse en otros países menos boyantes económicamente.

El alejamiento de los políticos de Plataforma Cívica de los problemas de la gente, la persistencia de un porcentaje elevado de la población que no se beneficia del crecimiento polaco y el sentimiento de indefensión ciudadana frente al poder sin cortapisas de la banca y las grandes compañías son factores que han contribuido al triunfo del PiS, a pesar de los éxitos económicos del Gobierno liberal-centrista saliente.

El rechazo a la acogida de refugiados, con el respaldo de la jerarquía de la Iglesia, fue uno de los argumentos electorales del PiS. Por ello, este será uno de los primeros conflictos del nuevo Gobierno con la UE y Alemania. Kaczynski llegó a afirmar que los refugiados podían contaminar el país con enfermedades infecciosas y parásitos.

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La gran evasión tributaria legal en la UE y España

Las empresas pagan cada vez menos impuestos por sus beneficios en la Unión Europea (UE), lo que impide recaudar lo suficiente para financiar de forma adecuada los servicios públicos y la protección social. El déficit público que eso genera se esgrime como justificación desde la Comisión Europea para exigir más recortes sociales.
El tipo del impuesto de sociedades en la UE bajó 10,4 puntos porcentuales desde 1998 al 2014, según datos de la Comisión Europea. El tipo efectivo que pagan las empresas por sus beneficios, muy inferior al nominal gracias a múltiples deducciones, también bajó en 8 puntos en el mismo periodo. Si se compara con el gravamen del impuesto de sociedades existente en 1981, antes de aplicar las políticas neoliberales, la caída acumulada es de más de 20 puntos, según la OCDE.
España es un ejemplo típico de la bondad gubernamental con las grandes empresas. El tipo efectivo del impuesto sobre los beneficios empresariales era del 20% en el 2006, mientras que se ha situado alrededor del 10-11% desde el 2010 y para los grupos empresariales ha caído hasta el 5%, según datos de la Agencia Tributaria.

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