El Blog de Eliseo Oliveras sobre política internacional. Una mirada crítica y sin compromisos desde la capital de Europa sobre las claves, el funcionamiento y los entresijos de la Unión Europea (UE), de la OTAN y de sus estados miembros.

El relevo institucional en la UE que aportan las elecciones del 25 de mayo



Las elecciones europeas del próximo 25 de mayo marcan el inicio de un nuevo ciclo político de cinco años en la Unión Europea (UE), que tendrá como principales retos la recuperación del crecimiento económico, la reducción del insostenible nivel de paro y la corrección de las graves desigualdades sociales generadas por la política de recortes aplicada durante la crisis. La UE también deberá afianzar su papel como potencia internacional autónoma de EEUU, con la prioridad inmediata de resolver pacíficamente la crisis ucraniana, que constituye una amenaza para la seguridad europea mucho más grave que las guerras balcánicas de los 90.

El resultado de los comicios definirá las mayorías parlamentarias que, a partir de la constitución de la nueva Eurocámara el próximo 1 de julio, determinarán el contenido de la legislación europea que afectará a la vida cotidiana de todos los ciudadanos. Las elecciones marcan también el inicio de las negociaciones entre los líderes de los Veintiocho para nombrar no sólo al nuevo presidente de la Comisión Europea, sino también a las figuras políticas que sustituirán a Herman Van Rompuy como presidente permanente de la UE y a Catherine Ashton como 'ministra' de Asuntos Exteriores europea, cuyos mandatos expiran el 30 de noviembre.

Schulz frente a Juncker

La Eurocámara, apoyándose en el nuevo Tratado de la UE,  aspira a desempeñar en esta ocasión un papel decisivo en la elección del nuevo presidente de la Comisión Europea, para no quedar reducida como hasta ahora a ratificar la decisión consensuada previamente por los líderes de la UE. El ex primer ministro luxemburgués y ex presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, por el Partido Popular Europeo (PPE), y el actual presidente del Parlamento Europeo, el alemán Martin Schulz, por el Partido Socialista Europeo (PSE), son los candidatos mejor posicionados para sustituir al conservador portugués José Manuel Durao Barroso al frente de la Comisión Europea.

Los líderes de los Veintiocho mantendrán la primera discusión sobre ese paquete de tres puestos clave para el funcionamiento cotidiano de la UE durante una cumbre informal que se celebrará en Bruselas el 27 de mayo, dos días después de los comicios. En esa cumbre informal los líderes discutirán por primera vez las posibilidades de reparto de los tres puestos entre las dos grandes familias políticas —populares y socialistas— en función del número de escaños obtenido por esos dos grandes grupos, teniendo en cuenta también los eurodiputados conseguidos por las otras familias políticas clave (liberales, izquierda y verdes) y peso que habrán obtenido los partidos populistas, euroescépticos y extremistas. No obstante, la decisión formal no se adoptará hasta la cumbre europea del 26 y 27 de junio, una vez se conozca la correlación definitiva de fuerzas de los grupos parlamentarios y en cuáles se han adscrito los pequeños partidos. 

El Parlamento Europeo también ha convocado una conferencia de presidentes de grupo parlamentario ese mismo 27 de mayo por la mañana para intentar marcar territorio y evitar que los líderes de los Veintiocho comiencen a preparar un pacto sobre los nombramientos sin tener en cuenta la opinión de la Eurocámara y el resultado de las elecciones europeas.

Pulso entre los líderes y la Eurocámara

A pesar de que el nuevo Tratado de la UE establece que los Veintiocho deben tener en cuenta el resultado de las elecciones para proponer al candidato a presidir la Comisión Europea (artículo 17, 7), la realidad es que en la práctica los líderes pueden pactar el reparto de los tres puestos entre populares y socialistas, si se confirman las actuales previsiones de voto, sin tener necesariamente que proponer al candidato del grupo más votado para presidir la Comisión Europea.

Un pacto en el Consejo Europeo entre los líderes de los Veintiocho que fuera satisfactorio para populares y socialistas tendría asegurada una cómoda mayoría absoluta (376 votos) en la Eurocámara para aprobar el nombramiento del presidente de la Comisión Europea y de una mayoría simple para ratificar posteriormente a la nueva Comisión Europea, con el nuevo responsable de la diplomacia europea como vicepresidente de la misma en sustitución de Ashton.

Una de las posibilidades del pacto sería que Juncker se convirtiera en nuevo presidente de la UE en sustitución de Van Rompuy si los socialistas  ganaran las elecciones y Schulz se convirtiera en el presidente de la Comisión Europea, según fuentes diplomáticas europeas, aunque Juncker niegue que ese sea su verdadero objetivo político.

Otros posibles candidatos en la sombra a sustituir a Van Rompuy son el primer ministro de Irlanda, Enda Kenny, y el primer ministro de Finlandia, Jyrki Katainen, ambos conservadores y miembros del PPE. La prevista incorporación de Lituania al euro el próximo 1 de enero eliminaría ese obstáculo a que su presidenta, Dalia Grybauskaitė, pudiera también aspirar a ese cargo.  

Los aspirantes declarados a sustituir a Ashton son: los ministros de Asuntos Exteriores de Polonia, Radoslaw Sikorski (conservador), de Holanda, Frans Timmermans (laborista), y de Eslovaquia, Miroslav Lajcak (antiguo comunista ahora independiente). Sin embargo, la dinámica de componendas europea podría también catapultar para el puesto a Schulz, si queda excluido de la presidencia de la Comisión Europea.  
El presidente permanente de la UE (formalmente presidente del Consejo de Europeo) es elegido exclusivamente por los líderes de los Veintiocho sin que pueda intervenir la Eurocámara. La elección por parte de los líderes de los Veintiocho del presidente de la UE, del 'ministro' europeo de Exteriores y del candidato a presidente de la Comisión Europea se realiza por mayoría cualificada. Por ello, dado el escaso peso que tienen los liberales en los gobiernos europeos, este grupo político queda en principio excluido del reparto de grandes cargos, a menos que haya sorpresas en los resultados de las elecciones y sea necesario comprar su apoyo para garantizar las mayorías parlamentarias requeridas.

Proyecciones de resultados electorales

Las últimas estimaciones de voto de esta semana a nivel europeo dan una ligera victoria a los populares con 213 escaños de los 751 de la Eurocámara, el 28,36% del total, aunque esta victoria implique un significativo retroceso respecto a su situación actual en la que controlan en 35,8% de los escaños. Los analistas estiman que la crisis de Ucrania y las amenazas de Rusia están favoreciendo a los conservadores.

Los socialistas se mantienen muy cerca de los populares con 209 escaños (27,83%) y una ligera mejora de 2,3 puntos respecto a su situación actual. Le siguen: los liberales (61 escaños, el 8,12%), izquierda europea (49 escaños, el 6,52%), verdes (42 escaños, el 5,06%), conservadores euroescépticos  de ECR (38 escaños, el 5,06%), antieuropeístas de EFD (32 escaños, el 4,26%) y el resto de fuerzas populistas y extremistas (107 escaños, 14,15%).

La campaña electoral a nivel europeo se ha visto algo animada estos días en abril después de que Schulz acusara a Juncker de copiarle sus planteamientos socialdemócratas con discursos que están muy alejados de las posiciones muy conservadoras que figuran en realidad en el programa electoral del Partido Popular Europeo (PPE). "Me copia. No es socialista, pero hace como si lo fuese, utilizando una retórica de izquierdas", criticó Schulz el pasado 16 de abril al ser preguntado por la similitud de los discursos de Juncker con los suyos.

El debate central entre los candidatos se sitúa en la estrategia económica europea, entre mantener la actual política de austeridad y ajustes o rectificar hacia una política más expansiva en apoyo del crecimiento y el empleo, aunque sin renunciar al rigor presupuestario.    


Una versión más corta se publicó en El Periódico bajo el título "La Europa que viene" el 20 de abril de 2014

Unas elecciones para juzgar política de ajustes de la UE



Las elecciones europeas del próximo 25 de mayo son decisivas para los ciudadanos españoles y son tan importantes como las elecciones nacionales. Aunque el Parlamento Europeo pueda parecer una entidad lejana, las normas que aprueba marcan la vida cotidiana de los ciudadanos de todos los países europeos, desde los derechos de los clientes frente a los bancos hasta el coste por usar el teléfono móvil en el extranjero, quién debe pagar la factura de las quiebras bancarias, las emisiones de gases de los coches, los derechos de los internautas, el contenido de las etiquetas de los alimentos y la regulación de los cigarrillos electrónicos, por citar sólo unos ejemplos.

Estas elecciones además son especiales porque son las primeras tras la reforma del Tratado de la Unión Europea (UE) que ha ampliado enormemente los poderes de la Eurocámara y porque permitirán que los ciudadanos juzguen con sus votos las duras políticas de ajustes y recortes impuestas por la Comisión Europea a los diferentes países para superar la crisis de la eurozona.

El nuevo Parlamento Europeo contará con 751 diputados, de los cuales 54 corresponderán a España. Alemania es el país con más escaños (96) y Estonia, Luxemburgo, Malta y Chipre son los países con menos (6).
        
DEFINIR LA POLÍTICA ECONÓMICA

La primera decisión política que deberán adoptar los eurodiputados será precisamente elegir al presidente de la Comisión Europea para los próximos cinco años. Esta elección determinará la orientación política y la sensibilidad social del Ejecutivo comunitario.
        
El candidato a presidente de la Comisión Europea es propuesto por los líderes de la UE, pero su nombramiento requiere la aprobación del Parlamento Europeo por una mayoría de cómo mínimo la mitad más uno de los 751 eurodiputados. Una vez elegido, el presidente selecciona al resto de miembros de la Comisión Europea (uno por país) y distribuye las responsabilidades que les corresponderán a cada uno.
        
La Eurocámara, después de someter a examen a cada comisario, tiene que aprobar el nombramiento de la Comisión Europea en su conjunto. El suspenso de varios comisarios en el examen parlamentario ha obligado en varias ocasiones a cambiar de forma precipitada los candidatos para asegurarse la indispensable aprobación de los eurodiputados.  
        
La elección en el 2004 del conservador y hasta entonces primer ministro de Portugal  José  Manuel  Durao Barroso al frente de la Comisión Europea y su posterior reelección en el 2009 contribuyó a agravar la crisis financiera iniciada en el 2008 y a que se impusiera una política de austeridad a ultranza y recortes de la protección social como estrategia europea de salida de la crisis. Esta política ha disparado el desempleo y la desigualdad económica en la UE hasta récords históricos.
        
Barroso, que ya se había distinguido por ser el anfitrión de la cumbre de las Azores de marzo del 2003 donde se decidió la invasión de Irak y por la pésima herencia económica que dejó en Portugal, fue uno de los adalides de la desrregulación financiera que propició la crisis del 2008.
        
Fue el Parlamento Europeo quien impuso a la Comisión Europea la elaboración de la primera regulación para poner coto a los abusos de las agencias de calificación de activos (rating) en la manipulación de la deuda pública ante la negativa de Barroso y su equipo a hacerlo. La primera normativa presentada a regañadientes fue tan floja que ha habido que mejorarla en tres reformas sucesivas porque el Ejecutivo comunitario sigue dominado por el pensamiento económico neoliberal.
        
Además, toda la legislación de regulación financiera y bancaria que se ha aprobado desde el inicio de la crisis ha tenido que ser endurecida de forma muy significativa por la Eurocámara debido a los suaves y laxas que eran las propuestas legislativas iniciales elaboradas por la Comisión Europea de Barroso.

PRINCIPALES CANDIDATOS

Los candidatos a presidir la nueva Comisión Europea (2014-2019) por parte de los principales partidos políticos europeos son: el exprimer ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker por el Partido Popular Europeo (PPE), el actual presidente de la Eurocámara, el alemán Martin Schulz, por el Partido Socialista Europeo (PSE), el exprimer ministro belga Guy Verhofstadt por el Partido Liberal Europeo (ALDE), la eurodiputada alemana Ska Keller y el eurodiputado francés José Bové conjuntamente por los Verdes y el diputado griego Alexis Tsipras por el Partido de la Izquierda Europea. Juncker y Schulz son los candidatos con más posibilidades.
        
El sondeo de mediados de marzo con datos de toda la UE daba una ligera ventaja al grupo popular, que corrige la ventaja que mantenía hasta ahora el grupo socialista.
        
El reparto de escaños según este último sondeo es: populares 219 (29,16% de los votos), socialistas 204 (27,16%), liberales 61 (8,12%), izquierda 51 (6,79%), verdes 45 (5,99%), conservadores euroescépticos 42 (5,59%), soberanistas y antieuropeístas 26 (3,46%), otras fuerzas políticas que no forman parte de los grupos parlamentarios actuales (incluidos otros partidos conservadores y populistas y la extrema derecha) 103 (13,71%).

Los líderes de la UE deberán elegir por mayoría cualificada al candidato a presidir la Comisión Europea durante la cumbre del 26 y 27 de junio en Bruselas, teniendo en cuenta el resultado de las elecciones y que sea capaz de aglutinar el respaldo de una coalición de grupos parlamentarios que le aseguren el voto secreto de un mínimo de 376 eurodiputados (mayoría absoluta).
        
Esta crucial votación se producirá durante la sesión plenaria de la Eurocámara en Estrasburgo del 14 al 17 de julio. En el caso de que el candidato no obtuviera esa mayoría requerida, los líderes de los Veintiocho deberán proponer un nuevo candidato 

ABSTENCIÓN
  
Uno de los principales problemas de las elecciones europeas es el riesgo de baja participación debido al creciente malestar de los ciudadanos por las políticas aplicadas por la Comisión Europea y la UE durante la crisis y el alejamiento de las instituciones de la gente.
        
Esta baja participación y el desencanto de la población podría favorecer un aumento significativo de la representación en la Eurocámara de los partidos populistas y de la extrema derecha. Los últimos sondeos estiman que los euroescépticos, los populistas y la extrema derecha acumularán alrededor del 20% de los escaños y de los votos.

La posibilidad de creación de un grupo parlamentario de extrema derecha en la nueva Eurocámara no resultará fácil, a pesar de los buenos pronósticos electorales del Front National francés, ya que el reglamento de la institución exige un mínimo de 25 diputados procedentes de al menos siete países distintos.
        
La líder del Front National, Marine Le Pen, ya tiene un acuerdo con el populista Partido de la Libertad holandés (PVV) de Geert Wilders, para crear un grupo antieuropeísta y soberanista y mantiene negociaciones con la Liga Norte italiana, el Partido de la Libertad Austriaco (FPO), el Vlaams Belang (Interés Flamenco) belga y los Demócratas Suecos.
        
Pero su propuesta ha sido rechazada por el Partido Reino Unido Independiente (UKIP), el Partido Popular Danés (DF) y los Verdaderos Finlandeses (PS). Por otra parte, Le Pen y Wilders excluyen cualquier alianza con formaciones consideradas demasiado extremistas, como la húngara Jobbik y la griega Amanecer Dorado, que les podrían ayudar a completar la distribución geográfica mínima exigida.

Subempleo, parados ocultos y costes salariales muy por debajo de la media en España



Los primeros datos de reducción del paro en España, vitoreados por el Gobierno de Mariano Rajoy, resultan engañosos y enmascaran que el 9,2% del empleo existente en el país es en realidad un subempleo a tiempo parcial y que existen 1,14 millores de parados ocultos, como reveló ayer un estudio presentado por Eurostat, el organismo de estadísticas europeas.

Los últimos datos comparativos sobre los costes horarios de la mano de obra en el 2013 en los distintos países de la Unión Europea (UE)  también muestran que en España (21,1 euros) se encuentran muy por debajo de la media de la eurozona (28,2 euros) y, por tanto, no puede considerarse que los salarios sean un problema para la competitividad de las empresas y de la economía españolas.

España tenía en el 2013 más de 1,5 millones de personas trabajando a tiempo parcial que deseaban trabajar a tiempo completo. El porcentaje de ese subempleo en España (9,2%) es el doble de la media de la UE (4,6%) y de la eurozona (4,9%), precisa el estudio de Eurostat.

España es precisamente el tercer país de la UE con mayor porcentaje de subempleo entre las personas que trabajan sólo a tiempo parcial, ya que el 57,4% desearía trabajar a tiempo completo y se conforma con ese subempleo para evitar el paro. Los únicos países dentro de la UE y de la eurozona con unos porcentajes superiores de subempleo en tiempo parcial son Grecia (72%) y Chipre (59%).

Las estadísticas oficiales cifran el número de desempleados en España en 5,755 millones en febrero (cifras corregidas de variaciones estacionales), el 25,6% de la población activa y más del doble de la media de la eurozona (11,9%), según los últimos datos comparativos de Eurosat. 

Más allá de esas cifras oficiales de paro, Eurostat destacó que en España existen 1,14 millones de personas que desearían trabajar, pero que ya han dejado de buscar empleo activamente y que ya no se las considera en situación de paro, por lo que ya han sido excluidos de las estadísticas oficiales de desempleados. Estas personas equivalen al 4,9% de la población activa española, según los datos Eurostat. Por ello, deben tomarse con cautela la reducción del número de parados en unas 315.000 personas que arrojan los datos de Eurosat en los últimos doce meses (corregidos de efectos estacionales).

Los costes horarios de la mano de obra en España en el sector privado tampoco justifican las elevadas tasas de paro existentes en el país, ya que son  inferiores en un 47% a los de Suecia, en un 45% a los de Bélgica y Dinamarca, en un 39% a los de Francia, en un 36% a los de Holanda, en un 33% a los de Alemania, Austria y Finlandia, en un 27% a los de Irlanda y en un 25% a los de Italia, por citar algunos ejemplos, según los datos de Eurostat del 2013.

El empobrecimiento de los trabajadores vía reducciones de salarios —la denominada devaluación interna que tanto mencionan los políticos y que sólo se aplica a los empleados, no a los ejecutivos— está bloqueando una salida robusta de la crisis económica, ya que el consumo público y privado son insuficientes para sostener la recuperación y la base industrial española es demasiado pequeña para sostener un crecimiento del producto interior bruto (PIB) solamente con las exportaciones.



(Una versión más corta se publicó en El Periódico el 11 de abril de 2014)

Una alianza de extrema derecha difícil de lograr en la UE



Marine Le Pen, líder del Front National francés, aspira a crear un grupo antieuropeísta y soberanista en el Parlamento Europeo tras las elecciones del próximo 25 de mayo, lo que ofrecería a esos partidos populistas y extremistas una plataforma de actuación, unos medios institucionales y una proyección internacional sin precedentes en la Unión Europea (UE).

Pese al alza augurada por los sondeos, esta ambición política puede ser complicada de materializar debido a los requisitos exigidos por la Eurocámara para constituir un grupo parlamentario y a la imagen antisemita que persigue al Front National, a pesar de los esfuerzos de su nueva dirigente para desdiabolizar y hacer más presentable el partido.

El reglamento de la Eurocámara establece que para poder constituir un grupo parlamentario son necesarios como mínimo 25 diputados procedentes de al menos el 25% de los estados de la UE, lo que actualmente supone sumar diputados de al menos siete países distintos.

Un grupo parlamentario permite participar en el funcionamiento institucional de la Eurocámara, garantiza un protagonismo en los debates y asegura importantes fondos públicos y amplios medios (secretariado, despechados, colaboradores). Para beneficiarse de esos medios en 1999, la radical italiana Emma Bonino y el ultra Jean-Marie Le Pen sumaron sus fuerzas para crear un átipico y polémico grupo técnico de los independientes, que fue disuelto en el 2001.

Marine Le Pen ya ha suscrito una alianza con el Partido de la Libertad holandés (PVV) de Geert Wilders, a pesar de las divergencias que les separan, por ejemplo, sobre la homosexualidad e Israel. Le Pen también mantiene conversaciones muy avanzadas con el líder de la independentista Liga Norte italiana, Matteo Salvini.

Marine Le Pen aspira a sumar asimismo al Partido de la Libertad Austriaco (FPO), al Vlaams Belang (Interés Flamenco) belga y a los Demócratas Suecos , con los que ya está vinculada a través de la Alianza Europea para la Libertad (AEL).

Pero las gestiones de Le Pen para sumar al ascendente Partido Reino Unido Independiente (UKIP) han fracasado y su líder, Nigel Farage, declaró que su partido es «antirracista y libertario y no tiene nada que ver con el Front National».

Otros potenciales aliados, como el Partido Popular Danés (DF) y los Verdaderos Finlandeses (PS), también han rechazado hasta ahora participar en el proyecto de Le Pen debido a la imagen negativa del partido francés. Mairne Le Pen y Geert Wilders, por su parte, ya han excluido cualquier alianza con formaciones a las que consideran demasiado extremistas, como la húngara Jobbik y la griega Amanecer Dorado. 





(Una versión más corta se públicó en El Periódico el 13 de febrero de 2014)