El Blog de Eliseo Oliveras sobre política internacional. Una mirada crítica y sin compromisos desde la capital de Europa sobre las claves, el funcionamiento y los entresijos de la Unión Europea (UE), de la OTAN y de sus estados miembros.

Paños calientes en la UE contra la crisis

Consejo Europeo del 30 de enero de 2012


Los líderes de la Unión Europea (UE) emitieron en la cumbre del 30 de enero una declaración a favor del crecimiento y el empleo, que presentaron como un gran progreso hacia la salida de la crisis, pero que en realidad no es más que la vieja y gastada política de austeridad disfrazada.

La política de reducción acelerada del déficit público se mantiene, pero ahora se pide que se realice de forma “inteligente”, y se sigue confiando en que la propia virtud de la política de rigor permitirá restablecer el crecimiento sin una intervención decidida de los estados para reanimarlo.

El principal avance de la declaración es que, por primera vez, los Veintisiete reconocen de forma clara que con la política de ajustes y recortes presupuestarios no es suficiente para salir de la crisis. Pero después no van más allá. Todo queda limitado a propuestas genéricas, sin medidas concretas,  y, en especial, sin aportar ni un euro adicional al ya previsto en el presupuesto europeo.

Los líderes vuelven a insistir en que hay que lograr que la banca deje de restringir el crédito a las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, y que hay que a acabar con los abusos de las primas y bonificaciones desmedidas a los ejecutivos bancarios, como llevan haciendo cumbre tras cumbre sin resultado tangible hasta ahora como es obvio.

La gran idea es que cada país utilice los fondos estructurales de la UE que no se ha gastado del periodo 2007-2013 (10.700 millones en el caso de España) para financiar programas que favorezcan el crecimiento y la creación de empleo, como si eso fuera una novedad, porque ese es precisamente el objetivo de los fondos regionales, del fondo de cohesión y del fondo social europeo. ¿O acaso hasta hora el dinero se gastaba en otras cosas?

La UE y la Comisión Europea instan a utilizar el dinero del fondo social europeo en países con elevado paro juvenil, como España, en cursos de formación, a pesar de que la experiencia ha mostrado que los principales beneficiarios de esos cursos suelen ser quienes los imparten mientras que no está nada claro que facilite a los parados encontrar un puesto de trabajo.

Los líderes europeos y el Ejecutivo comunitario parecen tener una fe ciega en los contratos de aprendizaje como la panacea para resolver el gravísimo problema del paro juvenil, que en España se acerca al 50%, cuando las empresas no están interesadas ni siquiera en contratar a gente ya preparada que no necesita ninguna formación.

El problema es que no hay consumo, no hay demanda, porque una parte muy importante de la población ha perdido sus ingresos al quedarse sin trabajo y otro porcentaje aún más elevado restringe sus gastos al máximo porque teme perder el empleo.

Frente a esta situación, los recortes de empleo público a través de los ajustes presupuestarios aún agravan más la crisis. Para combatirla, el Estado debería actuar de motor económico para propiciar una reanimación de la actividad, no mediante rebajas de impuestos como preconiza siempre la derecha y los economistas neoliberales, sino mediante programas de inversión y empleo que mejoren la capacidad de crecimiento del país y actúen de multiplicadores económicos.

El Gobierno no se aclara con el déficit

Mariano Rajoy y Angela Merkel en Berlín


El Gobierno de Mariano Rajoy, prisionero de la promesa electoral imposible de cumplir de no subir los impuestos, está dando una alarmante imagen internacional de inseguridad, indecisión y confusión sobre el respeto del compromiso de reducción del déficit público pactado previamente con la Unión Europea (UE). Ésta actitud del Gobierno del PP está provocando un profundo malestar en la Comisión Europea, que teme que reactive la desconfianza en la deuda pública de la zona euro y que agrave la crisis financiera precisamente ahora que los mercados se habían tranquilizado y los tipos de interés comenzaban a ceder.

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, fue el primero en insinuar que el Gobierno aspira a que la Comisión Europea le autorice a suavizar el objetivo de reducción del déficit público para este año y le permita un déficit superior al 4,4% del producto interior bruto (PIB) al que se había comprometido previamente España. Montoro justificó la necesidad de esa revisión por el empeoramiento de la situación económica y la posible recesión que sufrirá este año España.

La vicepresidenta de Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, desmintió inmediatamente el 20 de enero que el Ejecutivo se planteara revisar el objetivo de déficit. Pero Montoro volvió a la carga el 22 de enero con nuevas declaraciones en las que indicaba claramente que pretendía negociar con la Comisión Europea un objetivo de déficit más alto y menos ambicioso.

El ministro de Economía, Luís de Guindos, declaró el 23 y 24 de enero en Bruselas que el Gobierno no tenía intención de modificar “de momento” el objetivo de déficit público, pero mantuvo la ambigüedad al enfatizar una y otra vez “en estos momentos”. Sin embargo, De Guindos al día siguiente reconoció claramente que el Gobierno aspiraba a negociar con la Comisión Europea una reducción del déficit menor de la prevista por la difícil situación económica.

El propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, confirmó el 26 de enero en Madrid que esas eran los planes del Gobierno. Pero después no se atrevió a plantear esa posibilidad durante la reunión que ha mantenido con la cancillera alemana, Angela Merkel.

La Comisión Europea ya ha advertido en tres ocasiones esta semana a España que es “esencial” que cumpla escrupulosamente los objetivos de reducir el déficit público al 4,4% del PIB en el 2012 y al 3% en el 2013, porque se enfrenta a una “crisis de confianza” y “lo más importante en estos momentos es recuperar la credibilidad”.

El Ejecutivo comunitario está especialmente molesto de que De Guindos ocultara al Eurogrupo cuáles eran las intenciones reales del Gobierno. La Comisión Europea tampoco está satisfecha con la excusa de que el déficit público del 2011 fue superior en 2 puntos al 6% previsto, porque la desviación no fue culpa del Gobierno anterior, sino fundamentalmente del descontrol de las comunidades autónomas, la mayoría de las cuales están gobernadas por el PP.

Esta ceremonia de la confusión que está creando el Gobierno puede echar por tierra la credibilidad que tan duramente ha recuperado España en los mercados internacionales. Los tipos de interés de la deuda española han bajado gracias a la inyección masiva de liquidez al sector financiero realizada por el Banco Central Europeo (BCE) que está promoviendo la compra de deuda pública europea por parte de los bancos. Pero esta tregua podría acabarse bruscamente si el Gobierno no define claramente sus objetivos. “Así es como se va a un rescate”, comentaron fuentes comunitarias. La advertencia no puede ser más clara.