El Blog de Eliseo Oliveras sobre política internacional. Una mirada crítica y sin compromisos desde la capital de Europa sobre las claves, el funcionamiento y los entresijos de la Unión Europea (UE), de la OTAN y de sus estados miembros.

La eurozona, prisionera de su mala concepción del BCE


Sede del Banco Central Europeo (BCE) en Francfort (Alemania)


La eurozona está atravesando en estos momentos la crisis más grave de su existencia, con tres países intervenidos (Grecia, Irlanda y Portugal) y la tercera economía de la unión monetaria, Italia, en el ojo del huracán, arrastrando a la cuarta, España.

La crisis, que empezó a finales del 2009, cuando se demostró que Grecia llevaba años maquillando sus cuentas y su deuda pública, amenaza con devorar al resto de la eurozona por culpa de las limitaciones que sus líderes impusieron al Banco Central Europeo (BCE) en el momento de su fundación bajo el diktat alemán.

La prohibición expresa de que el BCE pueda comprar deuda pública de los estados de la zona euro, sellada en el Tratado de la Unión Europea (UE), priva de un instrumento fundamental para la protección de la deuda pública emitida euros frente a los ataques especulativos de los mercados financieros.

Los bancos centrales de otras divisas, como la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra o el Banco de Japón, compran abiertamente y masivamente la deuda pública de sus respectivos países para mantener estable su cotización y bajos los tipos de interés de la misma. Esta intervención impide que su deuda pública se vea sometida al acoso y encarecimiento que está sufriendo la deuda pública de la zona euro, a pesar de los niveles de déficit y deuda públicos de EEUU, Japón y Gran Bretaña son muy superiores, por ejemplo, a los de España.

El BCE, privado de esa capacidad, tuvo que recurrir a medidas heterodoxas en el 2010 para contener los ataques contra la deuda de la zona euro mediante la compra selectiva y puntual en el mercado secundario. Pero esas operaciones son demasiado limitadas y tardías para lograr el efecto estabilizador necesario. Sólo una compra masiva podría contribuir a serenar el mercado, pero Alemania y el Bundesbank, marcados por la traumática experiencia de la hiperinflación de los años 1920, se han opuesto hasta ahora a ello.

Además, el BCE, obsesionado excesivamente por mantener su récord de inflación mínima, cometió el grave error de subir los tipos de interés de la eurozona en 0,25 puntos en abril y en 0,25 puntos más en julio de este año en un contexto de persistente crisis financiera y económica, lo que empujó al alza los tipos, frenó la vacilante recuperación económica y agravó la presión sobre la deuda.

El nuevo presidente del BCE, Mario Draghi, intentó corregir parcialmente ese error el pasado 3 de noviembre con una rebaja de 0,25 puntos del tipo de interés hasta el 1,25%, pero el daño ya estaba hecho.  

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