El Blog de Eliseo Oliveras sobre política internacional. Una mirada crítica y sin compromisos desde la capital de Europa sobre las claves, el funcionamiento y los entresijos de la Unión Europea (UE), de la OTAN y de sus estados miembros.

Juicio contra "Tintín en el Congo", la libertad de expresión en peligro


Viñeta del álbum "Tintín en el Congo" de Hergé


En la era actual de lo políticamente correcto, la libertad de expresión, esa libertad fundamental europea, que se pisotea de forma habitual en gran parte del planeta, se ve sometida cada vez más a un persistente asedio. Desde las caricaturas sobre Mahoma a las opiniones críticas contra los excesos de las religiones, los intentos de amordazar la libertad de expresión acaban cada vez con más en los tribunales europeos. A veces esas maniobras alcanzan un nivel caricaturesco, como la pretensión del ciudadano congoleño Bienvenu Mbutu Mondondo de que se prohíba el cómic “Tintín en el Congo” de 1931 por racista, cuyo juicio se ha iniciado hoy 30 de septiembre en el Tribunal de Primera Instancia de Bruselas (Bélgica).

Los abogados que representan al demandante y al Consejo representativo de las asociaciones negras de Francia han pedido la prohibición del álbum de aventuras gráficas de Hergé (1907-1983) por racista o la introducción obligatoria en el mismo de un mensaje de advertencia sobre su contenido.

Los abogados demandantes insistieron en que el cómic ofrece una imagen racista y negativa de los habitantes de la antigua colonia belga del Congo y difunde una ideología colonialista de superioridad del hombre blanco. Los congoleños aparecen como “perezosos e incivilizados”, insistieron los abogados.

Por su parte, los abogados de la editorial Casterman, que publica el cómic, y de Moulinsart, que detenta los derechos del fallecido creador de Tintín, rechazaron de plano la prohibición de la obra o la inclusión de una advertencia en la misma, porque “equivaldría a una forma de censura”, aunque su argumentación ante el tribunal se realizará el próximo 14 de octubre.

Los jueces belgas tienen previsto pronunciarse antes de final de año, pero si se acabara dando la razón a los demandantes se abriría no sólo la vía a censurar y prohibir multitud de obras de la literatura mundial porque en ellas aparece un personaje descrito de forma negativa, sino que también se sentarían las bases para amordazar la libertad de expresión y la crítica política en Europa.

Si cualquiera que se sintiera ofendido por una opinión crítica pudiera acallar a quien no piensa como él a través de los tribunales, la época siniestra de la Inquisición y de los regímenes autoritarios volvería a instalarse insidiosamente en Europa.    

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